Hay muchas maneras nobles de entretener los ocios, y cuantas más se descubran, tanto más divertidas será la vida. Un pasatiempo sabiamente elegido es una fuente, constantemente renovada, de sorpresas y emociones. Desde luego, para elegir ese entretenimiento se deberán tener en cuenta varios factores fundamentales: cuando menos costoso sea el pasatiempo elegido, tanto mejor. ¡Y cuanto más al alcance se encuentren los elementos que lo constituyan, con más frecuencia podrá disfrutarse! Si lo lleva a uno, además, al aire libre, será un nuevo atractivo, y si, por su naturaleza, es inagotable y puede durar toda la vida, haciéndose cada vez más apasionante, entonces se tendrá un tesoro inestimable.
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Estudiantes de geología explorando un terreno. |
Por todos esos motivos, cada vez hay más personas —sobre todo entre la gente joven— que se entregan a pasatiempos cultos, de los cuales muy poco o nada suelen saber sus mayores. Una afición de esta clase la constituye el estudio de las rocas. No cuesta casi nada, es agradable, fascinadora e instructiva, y el equipo necesario es sólo un martillo cateador, una lupa de bolsillo barata, papel de envolver y un lápiz.
Este pasatiempo se ha extendido muchísimo en los últimos tiempos, y cada día hay más jóvenes que se convierten en "buscadores de rocas". Desde luego, no se trata de buscar petróleo o uranio, o de pasarse la vida mirando al microscopio fragmentos de roca o diminutas conchillas, sino simplemente de recoger, examinar y catalogar las rocas que se encuentran cerca del lugar donde uno vive, porque en ellas puede descubrirse el origen y la historia de las colinas o valles que constituyen el paisaje familiar de la región, que tal vez ha tenido un pasado terrible y dramático, aunque ahora apenas pueda adivinarse.
Cuando se sabe cómo se forman las rocas y cómo se destruyen, de cuántas maneras puede nacer una montaña y cómo actúan el agua y el hielo, se empieza a comprender cómo ha surgido un paisaje, y por ende, cuál ha sido la historia de la tierra. Y por dondequiera que vaya el estudioso podrá disfrutar de los panoramas que encuentre de una manera nueva y más intensa, bajo el acicate de seguir descubriendo sus enigmas y ver lo que a los demás les está vedado siquiera imaginar.
En realidad, no es necesario tener que salir al campo. Hasta en cualquier calle de la ciudad se puede practicar este pasatiempo: He aquí un bello edificio. ¿Es de granito o de piedra caliza? Y ¿qué es la delicada tracería que se ve sobre el flanco de esa gran roca? ¿Será la huella de una conchilla que envolvió a un diminuto animal hace millones de años?
Las obras de arte de la naturaleza
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Médanos de Coro, Venezuela |
Donde mejor puede apreciarse la erosión —o sea, el desgaste de la roca y el suelo— es en el campo, donde los elementos trabajan incansables, sin obstáculos ni barreras. Allí se puede notar perfectamente la formación de nuevas hondonadas; más allá, un arroyo corta una colina y arrastra en su corriente cantos rodados y arena que lleva a otros lejanos parajes o deposita en el fondo del remoto océano. Si se va a la orilla del mar, se podrán ver las olas aserrando la costa, cincelar escarpados peñascos y esparcir de manera uniforme la arena sobre la playa. Y mientras tanto, el viento prosigue su interminable labor, moviendo los médanos y azotando las rocas a su paso con una fina lluvia de arena.
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Gran Cañón, Colorado, EEUU. |
Si se tiene la suerte de poder visitar parques y monumentos nacionales como el Gran Cañón del Colorado o las cataratas de Iguazu, se verá que no sólo son lugares adecuados para paseos campestres y de singular belleza, sino que se advertirá también que en general, son los espectáculos geológicos más impresionantes que se ven al aire libre. Esas interesantes zonas han sido reservadas para esparcimiento; cada una tiene algo curioso, y a menudo único, que mostrar; forman parte del gran museo de maravillas de la naturaleza.
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Géiser en Yellowstone, EEUU. |
En el Gran Cañón, en EEUU, el río Colorado ha dejado al desnudo un valioso capítulo de la historia de la geología; lo mismo puede decirse del Desierto Pintado. Existen tantos sitios notables que visitar en todo el mundo, que no es posible enlistar sus nombres; en algunos se ven rocas que se formaron a bastante profundidad, o se esparcieron sobre la superficie como un líquido candente; en otros se admiran puentes naturales o la obra artística del agua cuando penetra en la tierra formando cavernas, o brota a la superficie en forma de géiseres y manantiales termales. Pero aunque no puedan visitarse esos lugares de excepcional interés, en cada zona hay lugares cercanos que visitar si se tiene interés en las rocas, y la mayor parte de las ciudades cuentan con museos donde se exhiben ejemplares fascinantes para el geólogo aficionado.